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Mostrando entradas de octubre, 2020

El desencanto de las bibliotecas

Las bibliotecas, paraíso de los ñoños, prisión de los mentecatos, infierno de los disléxicos desahuciados... Ahora que tengo su airada atención déjeme corregir: paraíso de los eruditos, bibliófilos, bibliómanos, lectores empedernidos y escritores; prisión de los funcionarios públicos y privados, de los escolares ruidosos y de la gente simple; infierno de los disléxicos desahuciados, si, porque ellos sólo con ayuda divina podrán leer adecuadamente.  No hace falta explicar lo que es una biblioteca, ni que las hay generales y especializadas, como tampoco hace falta decir que las hay públicas y privadas, grandes y pequeñas. Me gustaría creer que tampoco hay que referirse a su importancia capital en el desarrollo integral de las personas y las sociedades a las que pertenecen. Pero eso sería pedirle demasiado a la vida. Vivimos en una sociedad que odia los libros, que los desprecia, los destruye, los relega, los enjuicia y los proscribe. Herederos de una herencia cultural que condenaba l...