Hoy por la mañana, mientras lavaba los pocos trastos sucios que quedaron de anoche (cosa que habitualmente no hago, -por no decir nunca-) interpretaba mis sueños y pesadillas de la noche-madrugada; y digería la información de la lectura que previamente había hecho aún entre las chamarras. Leí elPeladero (como regularmente lo hago los domingos por la mañana), y no pudo faltar la típica descarga de bilis-decepción-risa tras leer la sarta de chirmoles y chismes sobre los cagadales que lideran nuestra emblemática y representativa clase politiquera; y es que, como escribió cierto tuitero hace unos días: “Guatemala es un constante -no puedo creer que esté pasando esta mierda-”. Quizá por costumbre, por ingenuidad o qué sé yo, pero aún nos sorprende leer hechos que suponíamos o que con anterioridad ya habíamos malpensado (y vaya que malpensar sí sirve para prever muchas cosas en sociedades como la nuestra). Malversación, corrupción, impunidad, trances, bisnes, coimas, todo eso que por desgracia es normal en la administración pública y de justicia en este país. Nada nuevo en realidad, ejecutado por los viejos conocidos y los que están por darse a conocer.
Justo hoy cumplimos cien días de aquel memorable viernes trece de marzo, en el que se anunció el inicio de estado de calamidad por pandemia, sui géneris en la historia de Guatemala (ya que anteriormente solo habían existido estados de calamidad por desastres naturales y climáticos). Una vez más en la historia: una pandemia obliga al sistema mundial a desacelerar (porque nunca paró) la actividad económica; entonces se empezó a plantear aquí y en todos lados la interrogante: “¿La vida o la economía?”. Aquel primer discurso del presidente en día domingo por la noche apuntaba a que Guatemala tomaría medidas drásticas para enfrentar en todas sus fases a este nuevo coronavirus, “sin vida no hay economía” concluyó aquel día el presidente. Dichas medidas apenas duraron una semana, hasta que llegó el villano de siempre: el Sindicato Patronal alias CACIF (sector que reúne toda la inmoralidad de este país, financista y titiritero de este y de todos los anteriores) a somatar la mesa y a recordarle al gobernante de turno: “que buena onda, pero que siempre nel” que aquí no se puede sacrificar la sacrosanta economía por la devaluada vida, que aquí es primordial el interés particular sobre el colectivo, que aquí los que aguanten la 'casaca' serán los héroes y los que caigan serán los mártires de esta lucha sin lucha.
370 casos el 25 de mayo, 132, 348, 174, 394, 263, 447, 340, 509, 354, 641 casos nuevos antier y 246 ayer. Si lo vemos en gráfica estadística, los datos que aportan las autoridades más parecen dibujar una escala de magnitud sísmica que una gráfica en evidente escalada de contagios; como si intencionalmente cada ciertos días trataran de maquillar la cifra disminuyéndola, para después, de un romplón traernos a la realidad y anunciarnos con enojos y tristezas (pre actuadas) que de los mil y pico de resultados de las pruebas que se obtienen diariamente, casi la mitad arroja resultado positivo. Ayer, en una entrevista del Diario La Hora el Dr. Asturias, -Director de la COPRECOVID- anunciaba “que hasta el momento, Salud reporta a diario en el país cifras de pruebas realizadas que no llegan a 2 mil”, ya que la poca descentralización de las pruebas ha obstaculizado que se realicen de forma masiva, como muchos sectores diariamente exigen a las autoridades. Asturias refirió “que por ahora, el Seguro Social está realizando casi 2 mil 500 pruebas por semana, empero, la capacidad de PCR molecular aún está limitada por la disponibilidad de reactivos y máquinas a nivel internacional”. Entonces comprendemos que muchos resultados de ayer u hoy fueron de pruebas realizadas hace varios días, y mientras tanto, en la desesperación e incertidumbre, los examinados continúan con sus vidas, como si nada pasara, esperando la ayuda y misericordia divina para que el resultado sea negativo.
La evidente improvisación, incompetencia y negligencia del gobierno de turno y de las autoridades a cargo de administrar la problemática, nos hace recordar que nunca en la época “democrática” ha llegado un solo partido político con un plan elaborado y viable, cargado de políticas de Estado, a crear soluciones y alternativas a los muchos males que padecemos. A lo mucho que aspiramos es a que nos represente un grupo de personas sin escrúpulos a ejecutar políticas de gobierno de turno que tiendan a mantener los privilegios de los de siempre y a crear unos cuantos nuevos millonarios. De pronto las desgracias continúan: el sistema de salud desfinanciado y saqueado por décadas colapsó; las galeras del parque de la industria no tienen capacidad para 3 mil pacientes, sino para 300; los demás hospitales temporales siguen en la agenda política; el personal médico y de salud supervive sin pago mensual, y además, de forma descarada se les simula contractualmente una relación de prestación de servicios profesionales, cuando en realidad cumplen con una relación de trabajo; el sector informal, que es mayoría continúa en agonía; el pospuesto pico de contagios tardará en llegar, mientras se consolida una letanía programada. Menos del 3% de los más de 30 mil millones de la herencia-deuda pública se han ejecutado tras los primeros 100 días de pandemia, como si no existiera necesidad de la población, como si no murieran niños y adultos de la tercera edad por desnutrición, como si la disponibilidad financiera estuviera ahí de adorno esperando a que llegue el final, el final de otros quizá, porque vemos con envidia -de la buena- cómo El Salvador y Costa Rica reactivan paulatinamente sus actividades económicas, sociales y culturales, y aplanan la curva con acciones y no con mentiras y maquillajes gubernamentales. Porque “El dinero alcanza cuando nadie roba” sentenció cierto mandatario. Mientras tanto, sigamos a la expectativa de los disparates gubernamentales anunciados cada domingo por la noche en cadena nacional, y roguemos porque nunca llegue el día de contagio a los nuestros.
Que buen texto Guayin!
ResponderEliminarChasgracias Fredy.
EliminarExcelentes comentarios, pero el único responsable de toda la situación tanto de los niveles actuales de la pandemia, como de nuestros gobernantes.
ResponderEliminarTristemente, somos el pueblo de Guatemala.
Un texto que relata en perspectiva lo que ha acontecido y sigue aconteciendo, pues ahora el sistema nos vende como "héroes sin capa" y pide aplausos, hasta "cacerolazos" por los caídos, por lo que luchan y como muestra de "respeto" a los que enfrentan en primera línea la pandemia, no sólo del Covid, sino del hambre, la pobreza, y el miedo sistémico de y en este país.
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