Marco Morales Figueroa
Existe un marco jurídico nacional e internacional bastante robusto que respalda la educación inclusiva como un derecho y como una obligación del Estado. Convenciones ratificadas por el Estado de Guatemala, una Ley de Educación Especial, una Política de atención a la discapacidad, entre otros.
Sin embargo la educación inclusiva sigue siendo una deuda pendiente con la sociedad. No existen estadísticas recientes que permitan determinar el porcentaje de discapacidad en Guatemala, pero se estima que aproximadamente el 10% de la población posee alguna discapacidad. Esto implicaría que más de un millón de habitantes podrían tener alguna discapacidad y la realidad es que no existen medidas educativas, económicas, culturales ni de infraestructura que permitan reducir las consecuencias de las diferentes discapacidades.
La discapacidad es una dificultad sensorial, intelectual o física para desenvolverse en el entorno. La discapacidad puede ser visual, auditiva, física o intelectual. Un primer compromiso social y educativo debe ser la comprensión del concepto discapacidad y la aceptación de la discapacidad como una realidad y como una posibilidad de la cual ninguno está libre.
La cohesión social debe ser una de las principales finalidades de la educación. Fortalecer la armonía, la equidad, la igualdad, el respeto y la justicia desde la escuela, es posible si los educadores y educadoras transformamos nuestra práctica educativa en un ejercicio permanente de convivencia. Debemos educar, como lo indica Carlos Aldana, para la vida y desde la vida.
Los esfuerzos gubernamentales para fortalecer la educación inclusiva han sido casi nulos, la inversión es poca, la investigación es nula y la capacitación no tiene secuencia. Sin embargo eso no justifica de ninguna manera que los docentes desde nuestras aulas busquemos la transformación de nuestra práctica educativa para que sea inclusiva en el sentido integral del concepto. Para eso es necesario que transformemos nuestra actitud docente y comprendamos el enorme compromiso social que como profesionales de la educación tenemos. La transformación del sistema político y la estructura del Estado también es importante, pero ese es otro tema que también merece una discusión profunda.
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