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Parte 4: el suelo.

Análisis sobre el derecho ambiental guatemalteco.

El Centro de Estudios Sociales ‘Kiyawit Kawok’ es un proyecto y plataforma que surgió con la idea de contar con un espacio en el cual, desde distintitos enfoques del conocimiento, se aporten análisis y opiniones sobre las problemáticas sociales de nuestro país. Por lo anterior, la siguiente publicación continúa una serie de análisis jurídicos ambientales, que tienen como objetivo principal el de ser instrumentos teóricos que tiendan a proponer posibles soluciones a las problemáticas ambientales que se plantean.  

Erosión acelerada del suelo en Guatemala – Plural | Guatemala

"La tierra provee lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre,

pero no la avaricia de cada hombre"

Mahatma Gandhi.

Parte 4.

El suelo.

Como se anotó anteriormente, la presente publicación continúa una serie de análisis jurídicos abordados desde la problemática jurídica-ambiental. En esta ocasión, se analiza lo referente al tan importante y no renovable recurso natural: el suelo. En la presente publicación se analizará la problemática desde lo concerniente o perteneciente al derecho ambiental guatemalteco, y no desde un enfoque del derecho agrario, ya que esta última problemática merece un estudio específico que se analizará posteriormente. En las anteriores publicaciones las problemáticas jurídicas ambientales se han estudiado a través de análisis cualitativos y sintéticos, bajo una perspectiva integral, y administrativamente interinstitucional. Cabe recordar, que todas las problemáticas tanto sociales, como políticas, económicas y ambientales (por ejemplo) requieren de soluciones planteadas desde distintas áreas del conocimiento, para que la atención y estudio científico se realice en un plano inter y/o multidisciplinario.

 

Definición.

Según información del Portal de La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ONUAA, o más conocida como FAO en su apartado Nociones ambientales básicas señala que: “El suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento. Las plantas y animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo son descompuestos por los microorganismos, transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo.

Además, señalan que la formación del suelo es un proceso muy lento, ya que se precisan cientos de años para que el suelo alcance el espesor mínimo necesario para la mayoría de los cultivos.

  • Al principio, los cambios de temperatura y el agua comienzan a romper las rocas: el calor del sol las agrieta, el agua se filtra entre las grietas y con el frío de la noche se congela. Sabemos que el hielo ocupa más lugar que el agua, y esto hace que las rocas reciban más presión y se quiebren. Poco a poco se pulverizan y son arrastradas por las lluvias y el viento. Cuando la superficie es en pendiente, este sedimento se deposita en las zonas bajas.
  • Luego aparecen las pequeñas plantas y musgos que crecen metiendo sus raíces entre las grietas. Cuando mueren y se pudren incorporan al suelo materia orgánica que es algo ácida y ayuda a corroer las piedras.

Las características de cada suelo dependen de varios factores. Los más importantes son el tipo de roca que los originó, su antigüedad, el relieve, el clima, la vegetación y los animales que viven en él, además de las modificaciones causadas por la actividad humana.

“El tamaño de las partículas minerales que forman el suelo determina sus propiedades físicas: textura, estructura, capacidad de drenaje del agua, aireación. Los gránulos son más grandes en los suelos arenosos, estos son sueltos y se trabajan con facilidad, pero los surcos se desmoronan y el agua se infiltra rápidamente, tienen pocas reservas de nutrientes aprovechables por las plantas. Los suelos limosos tienen gránulos de tamaño intermedio, son pesados y con pocos nutrientes. Los suelos arcillosos están formados por partículas muy pequeñas, son pesados, no drenan ni se desecan fácilmente y contienen buenas reservas de nutrientes, al secarse se endurecen y forman terrones, son fértiles, pero difíciles de trabajar cuando están muy secos.”

“Los suelos francos son mezclas de arena, limo y arcilla, son fértiles y al secarse forman pequeños terrones que se deshacen. Un suelo con una composición equilibrada de cada mineral es un suelo agrícola fácil de trabajar y con buenas reservas de nutrientes. Mantiene la humedad a pesar de drenar libremente, cuando los poros entre las partículas de suelo son muy pequeños, se favorece la retención de agua y el encharcamiento. La presencia de materia orgánica permite que el agua se impregne e infiltre lentamente, logrando así que las raíces la aprovechen mejor. A su vez, la presencia de materia orgánica permite limitar la pérdida de nutrientes y facilita que sean captados por las plantas.”

Los suelos no tienen una estructura uniforme ya que están constituidos por capas que se diferencian por el tamaño y composición de las partículas. La capa superficial es más compacta, se seca con rapidez y está poblada por pocos organismos, especialmente lombrices. Por debajo de ella, está el humus, donde se acumulan microorganismos y nutrientes.

  • “Las propiedades químicas del suelo dependen de la proporción de los distintos minerales y sustancias orgánicas que lo componen. El contenido de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio debe ser abundante y equilibrado. La materia orgánica siempre contiene carbono, oxígeno e hidrógeno, además de otros elementos. Al despedazar y descomponer las plantas y animales muertos, los microorganismos liberan los nutrientes permitiendo que puedan ser utilizados nuevamente.”

Las propiedades físicas y químicas del suelo, unidas a los factores climáticos, determinan los vegetales y animales que pueden desarrollarse y la forma en que se debe cultivar la tierra.

El suelo: recurso natural no renovable.

El Año Internacional de los Suelos (AIS) fue una propuesta que se presentó por parte de la FAO el 5 de diciembre del año 2014, el que se declaró Día Mundial del Suelo, por lo anterior, el año 2015 fue declarado como Año Internacional de los Suelos y se lanzó una campaña de información, la cual se articula en torno a seis mensajes clave que ponen de relieve las múltiples formas en las que todos dependemos de los suelos.

A pesar de ser un recurso no renovable (lo que significa que su pérdida y degradación no es recuperable en el curso de una vida humana) el suelo es a menudo ignorado. Se estima que hoy día el 33 por ciento de las tierras están de moderada a altamente degradadas debido a la erosión, la salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos. A lo largo del año 2015, la FAO pretendió sensibilizar sobre las funciones clave del suelo y cómo estas se solapan con los objetivos estratégicos de la FAO a través de una serie de productos de comunicación.

Estos Mensajes clave fueron:

  • Unos suelos sanos son la base para la producción de alimentos saludables.
  • Los suelos son el fundamento para la vegetación que se cultiva o gestiona para producir alimentos, fibras, combustibles o productos medicinales.
  • Los suelos sostienen la biodiversidad del planeta y albergan una cuarta parte de la misma.
  • Los suelos ayudan a combatir y adaptarse al cambio climático por su papel clave en el ciclo del carbono.
  • Los suelos almacenan y filtran agua mejorando nuestra resiliencia ante inundaciones y sequías.
  • Los suelos son un recurso no renovable, su conservación es esencial para la seguridad alimentaria y un futuro sostenible.

La amenaza de la degradación del suelo

Los suelos sufren una creciente presión por la intensificación y la competencia de su uso para la agricultura, la silvicultura, el ‘pastoreo’, la agroindustria, la industria extractiva, la industria de generación de energía y la urbanización. Se estima que la demanda de alimentos y fibras de una población creciente aumentará un 60 por ciento para 2050. Estas presiones, combinadas con usos y prácticas de gestión no sostenibles de la tierra, así como los fenómenos climáticos extremos, causan su degradación. Por lo tanto, la conservación del suelo y el manejo sostenible de la tierra se han convertido en esenciales para revertir la tendencia de la degradación del suelo y garantizar la seguridad alimentaria y un futuro sostenible.

Protección del suelo.

Pueden proponerse y presentarse diferentes aportes, a distintos niveles y en distintos enfoques para promover la gestión sostenible de los suelos y garantizar que estén sanos. Entre ellas podrían figurar: una mayor inversión gubernamental, promoción de prácticas de gestión para la adaptación y mitigación del cambio climático, además de una regulación y legislación específica y rigurosa, y el desarrollo de políticas inclusivas por parte de los gobiernos, -entre otras medidas-. Los agricultores y las personas directamente en contacto con el suelo deben entender los beneficios de las prácticas de gestión sostenible de la tierra antes de poder aplicarlas. La educación, los programas de extensión eficaces y la promoción de tecnologías adecuadas tienen un papel fundamental en este aspecto.

Los usos del suelo en Guatemala

Jorge Aragón González en su obra Modalidades y Criterios Estatales de Regionalización en Guatemala señala: “Al hablar de los usos del suelo en función de un ordenamiento territorial ya sea sectorial, regional o global, debe considerarse como una conceptualización que involucra tanto la dimensión humana como la natural, que debe efectuarse con base en las necesidades e intereses de la sociedad y también en función de atender la necesidad de una visión conservadora de los recursos naturales.”

El ingeniero Luis Márquez expone: “La diversidad de suelos que se presentan en Guatemala se relaciona directamente con los procesos geológicos de los complejos sistemas montañosos. Las diferencias que existen entre cada tipo de suelo surgen a partir de la combinación de distintas propiedades físicas que presentan en su contenido. Es decir que, de acuerdo con la textura, estructura, color, densidad, espacio poroso, temperatura, pH, saturación de bases, entre otras, es que se logra clasificar e identificar la tierra por su capacidad de uso.

“El uso racional de un terreno implica que se utilice de tal forma que se logre conservar su fertilidad y capacidad productiva. En el proceso de diagnóstico de las condiciones presentes en un área de estudio, se deben considerar la distribución, cobertura y el uso actual de la tierra. En esa fase de diagnóstico es donde se recopila y se genera la información básica apropiada y congruente en calidad, cantidad y escala con los pasos posteriores de análisis del sitio, así como, con los objetivos generales de planificación. Dicha información permite tomar decisiones sobre el uso futuro que sea más conveniente dar al sitio de estudio.”

"En Guatemala se conocen diversas categorías generales de capacidad de uso de la tierra; entre ellas se encuentran: cultivos anuales, cultivos permanentes, pastoreo, uso forestal, productivo y de protección. Este conjunto establece puntos de referencia que no sólo permiten realizar un diagnóstico del uso actual de la tierra en relación con su potencial, sino que también permiten la evaluación y selección de alternativas en lo que a un uso futuro se refiere. La determinación del potencial de uso de la tierra es el resultado del análisis de las características biofísicas del sitio y no se consideran factores que no sean inherentes a dichas características." Las clases de capacidad están formadas por agrupaciones de subclases que tienen similar uso potencial y limitaciones; además proporcionan la localización, área y adaptabilidad de los suelos para diversos usos. Guatemala cuenta con el Sistema de Clasificación de Tierras por Capacidad de Uso adoptado por el Instituto Nacional de Bosques -INAB-, esto como consecuencia de la revisión de otros Sistemas de Clasificación usados localmente y en otros países.

La Clasificación de Tierras según su Capacidad de Uso, es un sistema estándar de clasificación de tierras según su aptitud productiva y emplea todas las características del terreno que pueden tener acción significativa. Este modelo muestra la aptitud relativa de los suelos para los cultivos, el pastoreo u otros propósitos, aun cuando su naturaleza es exclusivamente forestal y se basa en las necesidades y limitaciones de los suelos, el peligro de dañarlos y sus respuestas de manejo.

La autora Alejandra Molina en su tesis de grado expone: “Por otro lado, existen estudios que desarrollan el tema de la taxonomía de los suelos de Guatemala, entre los que se enumeran los siguientes: a) Clasificación de Reconocimiento de los suelos de la República de Guatemala, elaborado en colaboración con el Instituto Agropecuario Nacional -IAN- en el año 1951; b) Mapa de capacidad productiva del suelo. Capacidad de uso de la tierra, elaborado por SEGEPLAN en 1982; c) Clasificación por capacidad de uso de la tierra, elaborado por el Instituto Geográfico Nacional -IGN- entre 1960 y 2005; d) Mapa de capacidad de uso de la tierra, elaborado por el INAB en 2001; e) Clasificación de suelos en sitios de investigación agrícola, realizado por el ICTA entre 1980 y 1990; y f) Mapa de “series” de suelos del reconocimiento de los suelos de Guatemala, desarrollado por el MAGA en 1999. 25

El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación resaltó en un proyecto ejecutado en el año 2006, que el estudio más reciente de los suelos de Guatemala con el que se contaba en aquel entonces era el desarrollado por Simmons, Tárano y Pinto en la década de 1950. Con esa referencia fue que se ejecutó el proyecto de “Mapa de Taxonomía de los Suelos y Capacidad de Uso de la Tierra”, en el año 2005, por medio de la Unidad de Planificación Geográfica y Gestión de Riesgo -UPGGR- del MAGA y posteriormente con la participación del Instituto Geográfico Agustín Codazzi -IGAC- de Colombia, se formuló el Convenio de Cooperación No. 43-2006, con el propósito de fortalecer institucionalmente a Guatemala y dotar de nuevas capacidades técnicas nacionales en métodos de levantamiento, análisis e interpretación de suelos.

Para efectos de la presente publicación, se estudiarán los siguientes tipos de usos del suelo: forestales, ganaderos, mineros, de protección, de reserva, habitacionales y agrícolas.

Suelo forestal.

El -INAB- en su Manual Técnico de Manejo Forestal Sostenible Forestal indica que: “La biodiversidad y los bosques constituyen pilares fundamentales para el desarrollo de Guatemala y bajo esa premisa, el manejo forestal sostenible representa el equilibrio entre los enfoques de uso y conservación. El Consejo Nacional de Áreas Protegidas -CONAP- es el ente rector de la biodiversidad y administrador del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas -SIGAP-, y, el Instituto Nacional de Bosques -INAB-, es el ente rector en materia forestal y responsable de velar por el manejo forestal sostenible de Guatemala.”

Por motivo de la creación de la “Política Forestal Nacional”, en la cual se estableció la necesidad de crear un instrumento de uniformización de normas y procedimientos para la administración del manejo forestal, es que expertos, académicos y usuarios del sector forestal impulsaron la unificación de criterios técnicos entre las instituciones antes mencionadas y así se creó finalmente el instrumento denominado “Lineamientos Técnicos de Manejo Forestal Sostenible.” En dicho instrumento se incluyen las bases sobre la aplicación del manejo forestal sostenible, lo cual abarca el tema del aprovechamiento forestal, la silvicultura y la protección forestal. En Guatemala, según el Sistema de Clasificación de Tierras por Capacidad de Uso aplicado por el Instituto Nacional de Bosques -INAB- y que refiere exclusivamente lo forestal, el suelo se clasifica en dos grupos. Por un lado, se encuentran las “Tierras forestales para la producción (F) las cuales comprenden aquellas “áreas con limitaciones para usos agropecuarios; de pendiente o pedregosidad, con aptitud preferente para realizar un manejo forestal sostenible, tanto del bosque nativo como de plantaciones con fines de aprovechamiento, sin que esto signifique el deterioro de otros recursos naturales. La sustitución del bosque por otros sistemas conllevaría a la degradación productiva de los suelos.”

Por el otro lado, se encuentras las Tierras forestales de protección (Fp)”, las cuales comprenden las “áreas con limitaciones severas en cualquiera de los factores limitantes o modificadores; apropiadas para actividades forestales de protección o conservación ambiental exclusiva. Son tierras marginales para uso agrícola o pecuario intensivo. Tienen como objetivo preservar el ambiente natural, conservar la biodiversidad, así como las fuentes de agua. Estas áreas permiten la investigación científica y el uso ecoturístico. En ciertos sitios habilitados para tales fines, sin que esto -(aparentemente)- afecte negativamente el o los ecosistemas presentes en ellas. También se incluyen las áreas sujetas a inundaciones frecuentes, manglares y otros ecosistemas frágiles. Las áreas cubiertas con mangle están sujetas a regulaciones reglamentarias especiales que determinan su uso o protección”

Uso ganadero.

Uno de los mayores retos que afrontan los especialistas de todo el mundo en la actualidad se relaciona con la generación de soluciones para reducir la degradación del suelo, agua y aire, al mismo tiempo que se incrementa la presión sobre estos recursos naturales, en respuesta a la necesidad de producir más alimentos para una población creciente.

Según estudios recientes las regiones Caribe y Andina son las que más ecosistemas naturales boscosos han perdido debido a la ganadería y actividades agrícolas, provocando lo que se conoce como la creciente frontera ganadera y agrícola, respectivamente, y que definitivamente perjudica el curso natural de los ecosistemas. Sin embargo, este uso que se le da al suelo también puede jugar un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad del mismo, pues estimula la cadena alimenticia y de cierta forma, transforma la tierra para ulteriores fines, especialmente agrícolas. En el caso particular de Costa Rica, cuyo desarrollo en el tema de medio ambiente supera de forma abismal a Guatemala, existe el pago de servicios ambientales que consiste en que el gobierno remunera pecuniariamente y de forma continua, tanto a personas individuales como jurídicas, con el fin de que estas conserven los recursos naturales sobre los cuales tienen dominio o posesión. Es decir, que se trata de una especie de incentivo para preservar el medio ambiente, que adoptan la figura de mecanismos implementados legítimamente por el gobierno. En Guatemala, desafortunadamente hasta el momento no se cuenta con este tipo de estrategias políticas, jurídicas, económicas, sociales, ni ambientales que contribuyan a proteger los recursos.

Suelo minero

La Constitución Política de la República de Guatemala, reconoce como bienes de su propiedad el subsuelo, los yacimientos de hidrocarburos y los minerales, así como cualesquiera otras sustancias orgánicas o inorgánicas que forman parte del subsuelo. Además, declara, en el artículo 125, que es de utilidad y necesidad pública, el hecho de que se lleve a cabo la explotación técnica y racional de hidrocarburos, minerales y otros recursos no renovables en la nación.

Es por ello que el Estado, promulgó la denominada Ley de Minería y su Reglamento, con el propósito de normar las etapas de la actividad minera, desde el reconocimiento, hasta la exploración y explotación. Para lograr una mejor comprensión del régimen minero en Guatemala, cabe mencionar algunas definiciones que proporciona la Ley rectora de la materia.

Por ejemplo, se define el derecho minero como “el vínculo o relación jurídica existente entre el Estado y una persona que se constituye como solicitante, que surge a través de un acto administrativo efectuado, ya sea por el Ministerio de Energía y Minas, o por la Dirección General de Minería y que supone el otorgamiento de licencias para realizar actividades u operaciones mineras en el territorio guatemalteco.” La regulación normativa de estas actividades debiera ser más estricta y específica, derivado de la problemática política, social, jurídica y ambiental que genera este tipo de uso de suelo y subsuelo, por lo que el Estado en atención y búsqueda al sostenimiento ambiental y a la preservación de paz y armonía social debe de manera urgente otorgar una protección jurídica preferente y permanente al medio ambiente y los recursos naturales, para analizar de manera especial cada concesión y licencia para el desarrollo de este tipo de actividades con una tendencia a la eliminación.

El Proyecto PBI Guatemala Brigadas Internacionales de Paz Proyecto Guatemala. La Minería. ¿Beneficio para Guatemala? Segundo boletín. No. 21. Guatemala, 2010. Señala lo siguiente: “En Guatemala se emplea la denominada minería a cielo abierto, a través de la cual se extraen principalmente, oro y plata, según lo indica el Ministerio de Energía y Minas. La extracción a cielo abierto implica la movilización de grandes cantidades de roca, en donde la concentración de mineral es baja. Esta técnica consiste en la apertura de grandes agujeros en el suelo, para después someter las rocas a procesos mecánicos y químicos que buscan separar los pequeños porcentajes de mineral del resto de la roca. El impacto inmediato de la minería a cielo abierto deriva de la remoción del manto forestal y cultivable, con efectos negativos sobre la tierra y sobre el medio ambiente en general. Al poner en marcha este sistema, se destruyen bosques y tierras agrícolas, ocasionando grandes pérdidas de patrimonio natural y afectando áreas de gran biodiversidad. Por otro lado, existen los impactos mediatos derivados del desplazamiento de enormes cantidades de roca y su exposición a la intemperie, ocasionando el fenómeno de “drenaje ácido”, que consiste en la liberación de elementos químicos tóxicos que se filtran en la tierra y contaminan las reservas de agua, causando daños a la agricultura, la salud humana y los ecosistemas naturales. Este sistema junto a los conceptos proporcionados por la Ley de Minería de Guatemala, no solo contribuyen al perfilamiento del sistema de minería que se maneja en el país, sino que, además, en conjunto con el resto de la regulación minera, permiten advertir, por un lado, que parte del suelo guatemalteco es destinado a trabajos administrativos de reconocimiento minero, de exploración y explotación de superficies terrestres, que se llevan a cabo con el fin de identificar áreas de posible investigación y comercialización en este uso específico del suelo. Por otro lado, las investigaciones que describen el sistema minero empleado en Guatemala permiten identificar un problema actual con relación a este uso del suelo y sirven de base para su erradicación.”

Suelo habitacional.

Como se estableció anteriormente, es importante y necesario realizar un diagnóstico y un análisis del suelo, para determinar la calidad y cantidad que se requiere para tomar decisiones adecuadas en cuando a las necesidades puntuales de la población. El uso habitacional del suelo requiere especial énfasis en este punto, debido a que es a través de este uso en el que la intervención humana ejerce un mayor papel, tanto para quienes construyen espacios de habitación, como para quienes los ocupan con el objeto de desempeñar una serie de actividades cotidianas, inherentes a su condición social. Al hablar de uso habitacional del suelo, las personas enfrentan y asumen mayores responsabilidades porque se debe asegurar, principalmente, la seguridad de las condiciones de vivienda de los habitantes y secundariamente, la conservación de los recursos naturales y así lo explica Rubén Sepúlveda Ocampo en su estudio sobre integralidad e intersectorialidad del hábitat en Chile: “Las acciones habitacionales deben contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas, desde una perspectiva humanista e interdisciplinaria basada en el protagonismo real de ellas, como individuo y sociedad, teniendo claro que el hombre requiere satisfacer necesidades que trasciendan de lo básico (por ejemplo: protección al medio ambiente)”.

Guatemala se enfrenta actualmente a un problema social de sobrepoblación y esto conlleva a que muchas veces, las personas se acomoden en espacios habitacionales inadecuados y en condiciones deplorables, esto por diversos factores (pero principalmente por la desigualdad), lo cual afecta directamente su seguridad, pues no existe un equilibrio entre la capacidad de soporte del suelo y el uso que realmente se le da. Al respecto, la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente, en el intento de regular el equilibrio ecológico, establece los lineamientos para mitigar el impacto de la actividad humana y obliga a la sociedad a adecuarse a las evaluaciones de impacto ambiental en virtud de las actividades que diariamente realizan y que afectan el entorno, lo cual de cierta forma genera un ordenamiento territorial.

El artículo 8 de dicha Ley establece: “Para todo proyecto, obra, industria o cualquier otra actividad que por sus características puede producir deterioro a los recursos naturales renovables o no, al ambiente, o introducir modificaciones nocivas o notorias al paisaje y a los recursos culturales del patrimonio nacional, será necesario previamente a su desarrollo un estudio de evaluación del impacto ambiental, realizado por técnicos en la materia y aprobado por la Comisión del Medio Ambiente.”

La deficiencia del sistema guatemalteco se intensifica por la inexistencia de una normativa jurídica uniforme que regule la planificación de un ordenamiento territorial responsable y adecuado; no obstante, algunas municipalidades sí cuentan con un Plan de Ordenamiento Territorial, el cual en la mayoría de las ocasiones no responde a las prácticas y necesidades actuales, únicamente cumplen con un propósito burocrático para fines registrales.

Uso agrícola del suelo.

El Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), de la Universidad Rafael Landívar, Facultad de Ciencias Ambientales y Agrícolas, en su estudio titulado Situación Actual y Perspectivas de la Agricultura en Guatemala señala que: “La agricultura es reconocida como una de las más nobles e importantes ocupaciones del mundo. En el caso de Guatemala, la agricultura es el sector productivo con mayor importancia y gran parte de la población se dedica a la industria agropecuaria; y la mayoría de las personas sobreviven de la producción diaria que ella les genera. Pero lo importante para recalcar en este punto es identificar que el uso agropecuario que de la tierra se hace, ocupa uno de los primeros puestos en la utilización del suelo, precisamente por ser una fuente de alimento esencial y de las más importantes que existen. En Guatemala, de la totalidad de kilómetros cuadrados del territorio nacional, el 51% tiene vocación forestal, el 24% para praderas y pastizales y únicamente el 12% son tierras de vocación agrícola. Sin embargo, de dicho porcentaje, solo el 36% tiene un uso correcto y aunque el 37% del territorio nacional aún posee bosque, la tasa de deforestación anual varía entre 82,000 a 90,000 hectáreas.”

El referido estudio desarrollado por el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente -IARNA-, también expone que: “el 61% de la población habita en el área rural y la población económicamente activa -PEA- agrícola constituye el 58.6% del total, es decir que alrededor de 1.8 millones de personas laboran en este sector. En el año 2001, se calculaba que el 23.85% del PIB era generado en el sector agropecuario y aporta aún hoy día, gran porcentaje de las divisas de exportaciones.

La producción y explotación del uso de la tierra para desarrollar la agricultura se encuentra en una situación complicada, derivado de la problemática que genera la concentración de grandes extensiones de tierra en pocas manos; la gran cantidad de familias guatemaltecas -ubicadas en el área rural principalmente-, que producen alimentos esenciales para su subsistencia diaria; como también la sobre explotación y degradación del suelo producida por la industria de los monocultivos. Cabe recordar, que como se señaló al inicio de la presente publicación, en Guatemala también se produce una fuerte, histórica e importante problemática relacionada con la tenencia, posesión, propiedad, distribución, acceso y producción de la tierra, problemática jurídica que se abordará posteriormente desde el enfoque del derecho agrario guatemalteco.

Gestión integral del suelo.

Se debe analizar que la problemática jurídica ambiental del suelo actualmente se constituye en diferentes aristas, dentro de las cuales podríamos mencionar la recuperación, protección-conservación y el uso-aprovechamiento sostenible de este recurso. Teniendo presente que la agricultura moderna y las diferentes industrias extractivas y transformadoras son unas de las mayores fuentes de contaminación causante del cambio climático y la contaminación ambiental, y “que la agroindustria utiliza diez calorías de energía proveniente de combustibles fósiles para producir una caloría de alimento” (Gore, 2010) es importante que podamos definir políticas y regulaciones específicas sobre la gestión integral del suelo, así como hacer más visible la responsabilidad de su gestión. Es plausible que la agro exportación contribuya al crecimiento económico del país, pero habría que revisar su rentabilidad ambiental para decir que efectivamente estamos haciendo buenos negocios para todos: para los inversionistas, el país y el medio ambiente. Entre el 20 al 23% de las emisiones anuales de CO2 a nivel global tiene su origen en la destrucción y quema de bosques (Gore, 2010).

La Universidad del Valle de Guatemala creó en su revista digital el denominado Mapa para Áreas Sensibles en Guatemala, y en su portal digital publican lo siguiente: “En el marco del “Proyecto Manejo Sostenible de los Bosques y Múltiples beneficios Ambientales Globales”, el Centro de Estudios Ambientales y de Biodiversidad (CEAB) de la UVG elaboró junto a la oficina de Lucha contra la Degradación de Tierras, la Desertificación y la Sequía del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), los mapas de Áreas Sensibles a la Degradación, la Desertificación y la Sequía, y modeló escenarios de esta problemática a 2030 y 2050. Los avances de este trabajo fueron presentados por primera vez al público durante el IV Congreso Nacional “La importancia de la gestión integral del recurso suelo” organizado en el mes de junio por el MARN.

 

Estos mapas forman parte del proceso de construcción del Plan de Acción Nacional de Lucha contra la Degradación de Tierras, la Desertificación y la Sequía en Guatemala (PLANDYS), el cual contribuye al cumplimiento de los compromisos adquiridos por Guatemala ante la Convención Marco de Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y Sequía. Este proyecto está siendo desarrollado por el CEAB, en apoyo al MARN, con fondos del GEF implementados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Se espera que el PLANDYS esté finalizado en el mes de septiembre y sea un instrumento valioso para la planificación y el fortalecimiento de la toma de decisiones en el país.

Preocupa que con estos datos y aportes científicos en Guatemala aún no existan políticas, regulaciones ni una institucionalidad específica que atienda la gestión integral del suelo. Si se revisan las políticas, se encuentra que mayormente el tratamiento de los suelos se hace de manera indirecta a través de la promoción de la gestión de bosques, gestión de cuencas y la zonificación ecológica-económica y de ordenamiento territorial. Esto podría ser entendido así en la medida que exista una gestión jurídica, política e institucional integrada, pero que en la práctica no se da. De ahí la necesidad de avanzar hacia la implementación de los sistemas de gestión ambiental y gestión forestal.

Por lo que el Estado debe considerar: impulsar la caracterización, evaluación y registro de los suelos y tierras a nivel nacional; fortalecer los conocimientos y tecnologías tradicionales compatibles con el manejo sostenible de los suelos y el agua; e impulsar acciones para prevenir los procesos de desertificación, degradación y pérdida de suelos, mitigando sus efectos y/o recuperándolos, esto a través de la creación de una ley específica (inspirada por los principios fundamentales ambientales que se han contextualizado y desarrollado en las anteriores tres publicaciones) que unifique las problemáticas y soluciones, y que además proponga un modelo de gestión interinstitucional.

Es importante de pronto continuar con la conformación de comisiones técnicas multisectoriales que consideren entre los lineamientos generales de política agraria y ambiental: la conservación del ambiente y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, promoviendo: a) el uso eficiente del agua de riego, así como su conservación y preservación para evitar el deterioro y la pérdida de suelos por erosión y salinización y b) el ordenamiento territorial mediante el manejo integrado de cuencas y la recuperación de ambientes degradados.

Dicha ley específica debe también considerar como recurso natural el suelo, subsuelo y las tierras por su capacidad de uso mayor: agrícolas, pecuarias, forestales y de protección, mineras y de habitación. Se consideran recursos naturales a todo componente de la naturaleza, susceptible de ser aprovechado por el ser humano para la satisfacción de sus necesidades y que tenga un valor actual o potencial en el mercado.

Los lineamientos de una política y regulación para el ordenamiento territorial deben tener como orientación estratégica el aprovechamiento responsable y sostenible de los recursos naturales, la conservación de la diversidad biológica y de los procesos ecológicos que lo sustentan. Promover la recuperación de los ecosistemas deteriorados y la protección de áreas vulnerables.

Si revisamos la institucionalidad en torno al recurso suelo, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, a través de su órgano competente tiene a su cargo la clasificación de tierras según su capacidad de uso a nivel nacional, en concordancia con el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (autoridad encargada de promover la conservación y aprovechamiento de los recursos naturales, entre ellos el suelo.)

El problema, como ya se ha señalado, es que la gestión de cuencas privilegia el componente agua y no se interrelaciona apropiadamente con los otros recursos biofísicos, entre ellos los suelos, así como las dimensiones socioeconómicas y culturales que implica una gestión integrada del territorio. Es importante mencionar que una Estrategia Nacional de Diversidad Biológica debe desarrollarse bajo un enfoque ecosistémico, como eje transversal al proceso de ordenamiento ambiental y manejo de cuencas y/o zonificación ecológica-económica, para la conservación y uso sostenible de la Diversidad Biológica.

Regulación para la gestión integral del suelo

En conclusión, se debe entender que la gestión integral del recurso suelo es un proceso que debe promover la recuperación, preservación-protección y uso-aprovechamiento sostenible de este recurso; manejado, desarrollado y coordinado multisectorialmente, orientado a lograr la satisfacción y bienestar de las demandas en atención al bien común de las generaciones presentes, sin alterar ni comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas para las futuras generaciones y sus respectivas demandas ambientales. Por lo que es importante, necesario y urgente que, en Guatemala además de existir propuestas teóricas, se discuta una ley específica (inspirada también por los principios fundamentales o rectores ambientales que se han contextualizado y analizado en las anteriores tres publicaciones) que regule la gestión integral del suelo, es decir: la recuperación, la protección y el aprovechamiento sostenible, en un marco de adaptación al cambio climático.

 

 


Comentarios

  1. Muy buena publicación amigo,
    Pero lamentablemente buscamos leyes que se promoverán en un futuro muy lejano debido a que los intereses por los suelos y medio ambientes no son parte del pensamiento diario de un Ciudadano guatemaltecos,
    Aquí importa más llegar a una posición asalariada que realizar algo por tu medio ambiente.
    Repito buena publicación y espero poder llegar a leer mas acerca del análisis jurídico ambiental.

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¡Qué bonita esa sensación de volverse a ver!  ¡Qué bonita esa ilusión de volverse a abrazar!  ¡Qué bonito ese latido, que pausa el tiempo para conservar cada momento de sonrisas en el corazón!  ¡Qué bonito es volver a recordar!  ¡Qué bonito esos abrazos efusivos, llenos de espontaneidad!  ¡Qué alegría saber que estás ahí, en el corazón y por la vida, andando!  ¡Qué bonito sentirse un poco más vivo cuando hay un intercambio genuino de sonrisas!  ¡Qué bonito! Jaquelyn  Alacán

Para preservar nuestro entorno en Guatemala...¿Es posible ponernos de acuerdo?

La Política de Gestión Integrada de residuos y Desechos sólidos fue presentada oficialmente hace aproximadamente cuatro años, la misma tiene de respaldo el Acuerdo Gubernativo 281-2015. Es del conocimiento generalizado que toda política es una declaración de intenciones y con base a esta premisa debemos enfatizar que de poner en práctica la misma, nuestra Guatemala sería otra.  Para apoyar la implementación de dicha política, se elaboró la "Guía Práctica para la Formulación de Planes Municipales para la Gestión Integral de Residuos y Desechos Sólidos"  https://www.marn.gob.gt/Multimedios/14406.pdf . La gráfica que se comparte a continuación fue tomada de dicha guía, en ella se identifica como dato relevante que en promedio el 53% de los residuos y desechos sólidos que generamos a diario los guatemaltecos son materiales orgánicos. El mismo documento cita en la parte de antecedentes que se generan diariamente por persona 0.519 kilogramos de desechos, es decir más de una libra y...