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Buscando a Delfina Ichaj ( I )


    

    En la actualidad, el denominado "Batido" es parte de la gastronomía comalapense. Un símbolo cultural de fin de año. 


¿El sabor de una bebida pueda generar tanto en una población? ¿Puede ser una bebida parte de la identidad?
    

    Desde que tengo conciencia, recuerdo estar sentado en las bancas de madera frente a la iglesia colonial de Comalapa. Antes, hace unos veinte años quizá, las ventas de batido y buñuelos estaban frente a la iglesia colonial, eran hileras de ventas, una a la par de otra. Supongo que las familias elegían dónde comprar acorde a los sabores o alguna que otra afinidad por quién vendía el batido o los buñuelos. Regularmente se compran los dos productos en lugares diferentes. No sé si eso también es parte de la tradición.


    Frente a la iglesia era de tierra, yo recuerdo que mi mamá nos acomodaba en las bancas. Nos preguntaba si queríamos en jícara o en taza. Otra cosa fundamental de esos momentos era el humo en los ojos. No recuerdo cuánto disfrutaba de ello, ya que no estaba acostumbrado al humo en los ojos. Estar sosteniendo una jícara calientísima y aparte comiendo buñuelos con miel no era como que un escenario hermoso a esa edad. Igual nunca he podido con lo dulce. 


    Resalto ese detalle de no saber si disfrutaba esos momentos por las condiciones en que llegaba a tomar el batido y echarme los buñuelos. Muchas veces andaba jugando con mis primos y primas. Se imaginan que uno este en pleno apogeo de escondite o tenta con tu tribu y de pronto lo saquen a uno y no me refiero al "saco de repente" que esa es otra historia. 


    Recuerdo que el año que viví acá, tomaba batido todos los días. La venta empezaba en noviembre y terminaba en la primer semana de enero. Ahora veo que empiezan incluso antes del 24 de octubre. Por mi que siempre vendan. Luego entré a la U y a todas mis amistades que venían en fin de año las llevaba a casa con mi abuela a comer antes de alguna expedición, para ese entonces mi abuelo ya había fallecido. Y por supuesto, a tomar batido y toda la bendita gastronomía de este pueblo.

    
Pero.

    Resulta que la historia del batido no data más allá de ochenta años. 


    Una mujer de Chimaltenango se une en nupcias matrimoniales con un hombre de San Martín. Ella se va a vivir a "un lugar cerca de San Martín Jilotepeque" (asegura su nieta) junto a su cónyuge. Un día, ya casada llega a Comalapa, recorre todo el mercado y se da cuenta que no existe una sola venta de atol y batido. 

Y así.

Así empezó la historia del 'batido' en Comalapa a mediados del siglo viente.




Continuara...





    

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