Sus memorias vuelven a hacer una parada por allá por los 90’s. Recuerda que su padre, a veces, se la llevaba al estadio (que en ese entonces era de tierra) a verlo jugar. Dicen que era el mejor defensa central de la época, y que era el último hombre de su lado, porque era quien intimidaba a todo aquel que quisiera pisar su área. Ella, solo tiene flashazos de los momentos de gloria de su padre. Y parte de ellos, los tiene gracias a unas cuantas fotografías que conservan en un álbum familiar. Cuando ella tenía 7 años, se atrevió a pedir permiso para formar parte del equipo de fútbol de su escuela. Era muy “pequeña”, todavía. En casa le dijeron que sí, en la escuela, también. Pero, en esta última, la tenían en la banca todo el tiempo, no solo por la edad, también por la estatura. Sus compañeras de equipo eran de quinto y sexto, y ella, a penas estaba en tercero. Durante los partidos de los campeonatos intercolegiales, nunca la dejaron ju...
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