Eran más o menos las 12:45 horas, Estaba sentada a un lado de su pollo, degustando una taza de acelgas en caldito, Dándose el lujo de elegir de su plancha, las tortillas más tostaditas, taq wotz’otz. De repente, escucha que alguien toca a su puerta… Pero, antes de abrir, pregunta: ¿Achike ri? Recibiendo un: Buenas taaaaardes. Frunció el ceño, Era una voz muy ronca, que nunca había escuchado. Insegura y muy dudosa, se acercó a ver entre los espacios que quedaban, de los pedazos de madera que hacían su cerco. Los ojos se le abrieron más de lo normal, sus pupilas se dilataron y las manos se le helaron. No había de otra, tenía que abrir la puerta. Destrabó la pita, entreabrió la puerta y asomó su cabeza. Eran dos señores vestidos de negro, un par de policías. La saludaron y le entregaron un sobre que iba a nombre de su hijo. Le dijeron que se lo entregara y que lo leyeran juntos, ya que, siendo su madre, suponían que debía esta...